ABBA-PADRE

 

Hermano: cuanto mas te adentras en el camino de la busqueda de Dios percibes con mas claridad la necesidad de vivir el abandono. Percibes que solo abandonandote plenamente en sus manos puedes vivir buscando a Dios.

Vas haciendo camino, vas encontrando al Senor en la medida en que te vayas abandonando.

La busqueda y el encuentro con Dios tiene su inicio y su culminacion en el abandono. Esto lo veras muy claro si contemplas serena y pausadamente la vida del Senor Jesus y que el mismo expresa con fuerza en el Calvario al decir con todo el amor de su alma: «Padre, en tus manos pongo mi vida».

Desde el momento en el que el Padre tanto amo al mundo que le mando a su Hijo Unigenito, hasta la Resurreccion y la Ascension, toda la vida del Senor fue un camino de abandono, esto es: humildad, obediencia, adoracion, alabanza, amor, aceptacion sumisa de la voluntad del Padre hasta la muerte en cruz, pasando por el «Padre, si es posible, aparta de mi este caliz» del Huerto de los Olivos y por el «Dios mio, Dios mio, ¿porque me has abandonado?» que dice Jesus en la Cruz.

El, Jesus, es el primer testigo que nos habla del camino del abandono para llegar al encuentro con Dios. Con su vida te dice a que puede llevar a nivel de exigencia y como puede expresarse en la dimension de ternura, amor, alabanza y adoracion. Recuerda al respecto que Jesus siempre se dirige al Padre con el termino «Abba» que, literalmente, equivale a «papa» cariñoso y entrañable.

Sera necesario, pues, que en tu oracion de hoy dediques un tiempo, un largo rato si puede ser, a la contemplacion orante de la vida de Jesus. Si partes de ella para meditar sobre el abandono llegaras a una conclusion: el abandono es camino de cruz y camino de amor.

Ciertamente, muchos intentos de vivir la espiritualidad del abandono quedaron a medio camino porque, inconscientemente, se buscaba romanticismo donde solo hay amor y entrega, cruz y vida, adoracion y alabanza y, sobre todo, una confianza ilimitada y alegre.

Tu, que buscas a Dios; tu, que has oido su voz; tu, que quieres hacer en tu vida el don de tu amor absoluto, recuerda: tu camino es el abandono, tu oracion es la de Jesus: «Padre, me abandono en tus manos». Tu vida solo puede ser el «Haz de mi lo que quieras, cuando tu quieras y como tu quieras, porque te amo».

Tu cancion y tu alegria naceran cuando puedas decir con gozo «Hagas lo que hagas de mi, te doy gracias, porque te amo».

Seguramente te haras una pregunta: ¿que es el abandono?, ¿que puedo hacer para abandonarme?.

No olvides que entramos en uno de los aspectos de la vida espiritual que es menos facil de expresar en palabras. Solo el Espiritu Santo con su luz te puede manifestar el conocimiento del camino del abandono, y con la fuerza de su viento te puede conducir a abandonarte.

Mas aun: iras comprendiendo que es el abandono y cuales son sus exigencias en la vida en la medida en que te vayas abandonando.

Por tu parte, solo puedes poner la decision de hacerte peregrino del camino del abandono. La invitacion es un don de la gracia. Los pasos te los ira indicando el Senor, que tambien probara tu fidelidad de peregrino. Tu, lanza el corazon y dejate llevar.

Para explicarte esta actitud espiritual del abandono quiero compartir contigo algunos pensamientos sobre el abandono. Y lo voy a hacer comenzando con un conocido cuento oriental que expresa muy graficamente uno de los aspectos esenciales del abandono: has de dar algo de ti mismo, has de darte si quieres conocer, has de abandonarte si quieres orar. Es el cuento de la muneca de sal.

Una muneca de sal, despues de un largo peregrinar sobre la tierra seca, llego a la orilla del mar y descubrio algo que nunca habia visto y que, seguramente, ni siquiera podia imaginar. Ella, la pequena muneca de sal, estaba asentada sobre una tierra firme. y contemplaba que existia otra clase de tierra, que era una tierra movediza, insegura, ruidosa, azulada, extrana y desconocida. Era el mar.

Y se decidio a preguntarle:

– ¿Quien eres tu?.

El mar respondio:

– Yo soy el mar.

Y la muneca insistio:

– ¿Y que es el mar?.

La respuesta fue la misma:

– Soy yo.

Entonces dijo la muneca:

– No lo puedo entender, pero deseo poder comprenderlo.

El mar le dijo entonces

– Si quieres conocerme, tocame.

Entonces la muneca, timidamente, alargo el pie y toco el mar. Y tuvo la impresion extrana de que aquello era algo que empezaba a poder ser conocido y entendido. Pero, al retirar la pierna, vio que los dedos de su pie habian desaparecido. Se asusto y dijo

– ¿ Donde estan mis dedos?, ¿ que me has hecho?.

El mar respondio con calma

– Diste algo de ti misma para poder conocer.

Poco a poco el agua se fue llevando pedazos de la muneca de sal. Ella seguia penetrando mas y mas en el mar. Percibia a cada instante que iba comprendiendo mejor al mar, pero, no obstante, aun no era capaz de decir del todo que es el mar.

A medida que iba introduciendose en el agua se iba fundiendo y no cesaba de preguntar

– Pero, ¿ que es el mar?.

Finalmente, una ola disolvio lo que quedaba de ella y la muneca acabo diciendo:

– El mar soy yo.

Habia descubierto que era el mar. El precio: fundir todo su ser de sal.

El cuento de la muneca de sal, en su belleza poetica, salvadas las distancias propias de toda comparacion, puede ser una buena explicacion del proceso interior que vive en su vida el orante, el que busca a Dios por el camino del abandono.

Procurare explicarlo con sencillez y a partir de unos breves pensamientos para acompanar tu oracion personal. No olvides, sin embargo, que es la oracion de un consagrado, es tu oracion, la que tu, que eres de Dios, le diriges a El.

* El abandono exige un constante dar o darse para poder crecer en tu vida.

* Si te abandonas, has de abrir tu vida a una plena y progresiva desposesion de ti mismo. Es la pobreza de alma. Esta pobreza tiene una doble perspectiva: en un primer momento es una realidad ascetica de esfuerzo, lucha y atencion personales pero, fundamentalmente, es una obra de Dios en ti. El la realiza siempre con gran amor, aunque a ti te pueda parecer costosa y de cruz.

* Con el crecimiento del abandono se ira produciendo en ti una gran libertad interior. Para entrar en tierra de Dios necesitas estar muy libre de ti mismo, con las velas de tu barca plenamente desplegadas al soplo del Espiritu Santo.

* El abandono te llevara a vivir de la fe. Teresa del Nino Jesus llego a decir estas impresionantes palabras: » No deseo ver a Dios en la tierra. Prefiero vivir de la fe». Por esto, si te abandonas, recuerda que tu luz, tu unica luz en muchos momentos, sera la fe. La fe desnuda y pobre. La fe llena de confianza en la misericordia de Dios.

* El abandono te conducira a fundir en el mar de Dios todo lo que sean actitudes cerradas de autoproteccion o defensa. Deberas dejar el orgullo, el egoismo, el deseo de vivir para ti, la pereza en la disponibilidad o en el servicio a los hermanos. Deberas fundir tus miedos, tus tristezas, tus melancolias, tus desanimos, tus temores a las exigencias de Dios… o, como siempre, tus deseos de seguir siendo dueno de tu propia vida. Podra llegar, incluso, el momento en que te hagas esta pregunta, o le hagas esta pregunta al Senor: » Pero, Senor, ¿que queda de mi, que queda para mi?».

Me parece que El, como el Padre del hijo prodigo, solo te dara esta escueta respuesta: » Quedas tu y quedo yo. Y todo lo mio es tuyo». Es la conclusion a la que llego Teresa de Jesus cuando concluia su conocida poesia » Nada te turbe» con estas palabras: » Solo Dios basta».

* El abandono te llevara a una aceptacion plena y gozosa de la voluntad del Padre por incomprensible que esta te parezca. Algunas veces sentiras a Dios cerca, cerca en tu vida, cerca en tu oracion. Y en otras tendras la impresion de que esta muy lejos. Sin embargo, el que se ha abandonado cree estar en las manos del Padre y esto le basta.

Nuestra maestra del abandono, Teresa del Nimo Jesus, lo expresaba con una imagen muy grafica: » Soy una pequena pelota. Jesus me puede dejar en cualquier rincon. A lo mejor me recoge diez anos mas tarde».

* El abandono exige tambien confianza. Una confianza asentada en la firme conviccion: » Dios es amor. Dios me ama. Dios me ama en la cruz. Dios me ama en el gozo».

* Los barcos tienen el ancla con la que se afirman en la profundidad del inmenso mar. La confianza propia del abandono consiste en arrancar el ancla de la seguridad de tu propia vida, arrancarla de ti mismo y lanzarla, en un gesto de entrega y de amor, al corazon de Dios. O tambien, permitir que Dios con su mano derecha, o su mano izquierda, vaya haciendo el traslado del ancla de tu confianza. No te olvides de que la mano derecha de Dios es suave, pero la izquierda es terrible.

* El abandono te llevara a tener una gran fe en el perdon, en la bondad y en la misericordia de Dios Padre.

Desde esta misericordia reconoceras que tu pobreza, tu castidad, tu obediencia, vividas desde el abandono adquieren una dimension de amor con un horizonte sin fin.

PADRE JAUME BOADA RAFI O.P.

 

GRACIAS PADRE, POR AMARME

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